La más injusta de todas las profesiones

Dar todo, involucrarnos con la gente a tal punto de estar incluso a altas horas de la noche por si tienen una duda, para nosotros estar en clases no es instruir, no es condicionar, es inspirar a ser mejor, a querer aprender. Impulsar su pensamiento y creatividad a lo más alto, a los mejores sueños.Dejar, cuerpo, corazón y alma en ese intento de cambiar el mundo con nuestros alumnos, entregando además afecto, porque es gratis, porque no cuesta porque nace sólo del hecho de mirarlos, y saber que en sus caritas hay un mundo por querer expresar, que hay una esperanza de crecer y ser un hombre o una mujer de bien.Pero aún así, aún todos siendo testigos de esa pasión que algunos tenemos por enseñar, dudan y manosean nuestra labor, empleadores (no todos) tratándonos implícitamente de mediocres, apoderados (no todos) amenazándonos, levantándonos la voz, y dudando de nuestra metodología y vocación. Después que hasta abrochamos sus zapatos, acurrucamos curamos heridas y limpiamos los mocos de sus hijos, como si fueran nuestros) y también ellos, los niños (no todos) nos tratan con insultos a nuestras espaladas cuando más grandes, y nos manipulan frente a sus padres cuando pequeños. Nos acusan de ponerles malas notas, cuando ellos obtienen la nota que merecen. Y aunque les dejemos el alma nuestra, en esfuerzo por hacer de sus clases un edén, y si alguien no entiende, nos trasnochamos pensando en alguna remedial para repasar el contenido, o el valor que no ha sido vivido.Aún así, nos dan la espalda a cada instante.Más que educar en contenidos, nos esforzamos en educar para la vida, somos quienes damos todo, desde nuestro tiempo hasta nuestra voz, y confiamos en la sociedad, en su cambio, en su liberación, e injustamente somos los más mal mirados, mal pagados, y mal tratados por la misma sociedad a quien por vocación servimos.¿Cómo nos respetará un alumno si oye de su padre o madre, acusaciones y faltas de respeto hacia nosotros?QUIZÁS USTED PIENSE, “NO ES MÁS QUE UNA SIMPLE PROFESORA”, déjeme decirle que tiene usted, razón, pero también considere que NO SOY MENOS QUE ESO. Y por favor no confundir, ser profesor es ser un PROFESIONAL DE LA EDUCACIÓN, no un EMPLEADO PÚBLICO.Es cierto que quizás este escrito, sean sólo palabras tiradas a los vientos virtuales, pues nadie se interesará, no hay fotos, no hay trabajos, no hay videos, hay sólo el pensamiento a veces incomprendido o desilusionado de alguien opacado intencionalmente por la sociedad. Pero no importa. Pues lo realmente esencial seguirá importándome, el deseo de cambiar el mundo, el deseo de buscar una vida esperanzadora y una mentalidad esperanzadora para todos los niños que estén bajo nuestras manos. Al fin y al cabo, quizás una de mis clases se puede repetir en el alma de un niño, pero ellos decidirán ser lo que ustedes como padres les muestran como ejemplo.